MI TESIS...
Cuando terminé
mis "carreras", que hice 2 (BBAA e Historia del Arte) me metí de
lleno a trabajar. Me había independizado con 24 años y un año después nació mi
primera hija y dos años después la segunda. La prioridad era pagar facturas y
vivir. Los años en la Universidad habían sido maravillosos, pero terminé un
poco "quemada" del mundo aquel, lo había conocido con ojos demasiado
jóvenes y pasionales.
Años después y
siendo mis hijas muy pequeñas, retomé la idea de hacer el doctorado. No
recuerdo muy bien cómo se me ocurrió, pero supongo que sería sobre todo para
sumar puntos de cara a futuros trabajos. Cuando yo terminé en la Universidad
teníamos una total desinformación (aún no existía internet) sobre opciones
laborales y los itinerarios correctos para conseguirlas. De hecho, mi vida
laboral ha sido un constante deambular y dar bordos durante años hasta que he
conseguido orientar la proa a un destino concreto y he podido conocer la hoja
de ruta.
Pues eso, no
recuerdo exactamente el año en el que empecé, pero decidí hacer el doctorado en
la UNED, o sea a distancia, más adecuado para combinarlo con mi situación
laboral y familiar. Hice los cursos de doctorado y presenté mi Tesina, que
ahora se llamaba DEA en el 2005, tiempo record. Me recuerdo a mí misma
escribiendo trabajos en el ordenador con mi hija enganchada a una teta. Con
esos primeros Windows que me daban más problemas que soluciones y ese internet
todavía no muy controlado por mí.
Y en el año 2001
recuerdo a una profesora de uno de los cursos de doctorado, que se empeñó en
que para aprobarme por lo menos tenía que hacer una tutoría (vamos, ir a verla)
presencial en Madrid. El tiempo se agotaba, yo estaba embarazada de tres meses de
mi segunda hija y tenía un principio de gastroenteritis. Me levanté a las 6 de
la mañana y mi pareja me llevó en coche a Sevilla, allí cogí un Ave, llegué a
Atocha, cogí un taxi, fui al despacho de la profesora, hice la tutoría (de
pie), ella no paraba de fumar, cogí otro taxi, volví a Atocha, aún quedaban 2
horas para mi tren y no había posibilidad de adelantar el billete, no podía más
del cansancio y el dolor de barriga, me tumbé en la peana de una escultura que
parecía un banco corrido, vino un segurata a decirme que no podía estar así, me
comí un bocadillo, cogí el Ave que me volvió a dejar el Sevilla, donde cogí un
regional que me dejó en San Fernando, en la estación cogí un taxi que me dejo
en la esquina de mi calle a las 8 de la tarde,...los 20 metros andando hacia mi
casa fueron criminales, doblada como una alcayata. Llegué a casa, me tiré en la
cama y dos días después y aún convaleciente, fue el atentado de las torres
gemelas.
En fin, después
de aprobar el DEA abandoné el proceso del doctorado durante unos años, tenía
problemas personales en casa y seguía trabajando y criando a dos hijas yo sola.
En 2010 me sobrepuse y decidí hacer la Tesis para terminarlo. Me di cuenta de
que debía escoger un tema local, pequeño, concreto y accesible para no tener
que hacer desplazamientos, viajes y estancias fuera, lo cual en mi situación
laboral y familiar era imposible. Por aquel entonces, acababan de contratarme
por 3ª vez como Directora de una Escuela Taller, desde mayo de 2010 a mayo de
2012. Debíamos rehabilitar la Capilla de la Vera Cruz de San Fernando (Cádiz) y
no había estudios monográficos sobre ella que me permitieran apoyar las
decisiones respecto a la restauración. Así que decidí hacer la Tesis sobre
ella. Busqué un director de tesis en la Universidad de Cádiz que fuera
especialista en este campo y dos amigos (Javier Órtola y Fernando Conde) me
recomendaron a J. Ramón Cirici. Se lo propuse, me aceptó, e hice la tesis a pie
de obra y en tiempo record.
En realidad, la
tesis la hice intensamente en un año y medio, con divorcio de por medio y que
además coincidió con la crisis económica que hizo que la Junta de Andalucía,
con falta confesada de liquidez, dejara de pagar la subvención para la Escuela
Taller, con lo cual estuvimos 6 meses trabajando sin cobrar. Mientras, la tesis
a trompicones. A partir de mayo de 2012, terminado el contrato y empezando a
cobrar el paro, en pleno pozo de la crisis, sola y sin expectativas de trabajo
por bastante tiempo, me dediqué durante 13 horas diarias a la tesis para poder
hacerla en el año y medio que tenía de cobrar el paro. Más no iba a poder
dedicarle. Lo conseguí. Terminé agotada. Durante ese tiempo, mis hijas llevaron
la casa. La leí el 3 de julio de 2013, Cum Laude, con un tribunal de lujo y
celebración en El Manteca por derecho.
A partir de ahí
y aun con la crisis y con trabajos basura, siguió calvario para poder
publicarla hasta que en 2016, la auto-publico yo con el arrope de mi familia,
mis amigos y el grupo Patrimonio la Isla, con presentación en el Centro de
Congresos de San Fernando. Ese día, sí que cerré un ciclo.
Durante los años
siguientes a 2013, sobre los contenidos de la tesis, divulgación y difusión en
congresos, conferencias, artículos, ... Lo que aprendí haciendo la Tesis creo
que he ido asimilándolo bastante después. Eso sí, he conocido trocitos de mi
historia muy interesantes. Y a personajes...
Por cierto, en años sucesivos, el cura nuevo de la parroquia del Cristo, entró como elefante en cacharrería y mucha catetez y terminó la obra según le salió de los huevos. Puso gres en el suelo como si fuera un chalet hortera de Chiclana y pintó las pilastras de albero como cualquier iglesia neobarroca sevillana. Un destrozo.
Interior del retablo mayor de la Vera Cruz
Visita de las autoridades a la Vera Cruz
Publicación de la
monografía a partir de la tesis, con el Grupo de Patrimonio La Isla



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